Bueno, el verano se acaba, y después de una temporada con un trabajo intenso en el que dejé este escaparate un poco abandonado, llegaron las vacaciones y el abandono fue total. Pasar los días sin encender el ordenador, sin consultar correos ni redes sociales, con la cámara descansando, salvo algunas pequeñas excepciones, fue un descanso para mis ojos, como este viejo Café Mansillés (Mansilla de las Mulas, León), donde el tiempo, como los clientes, parece que se niega a entrar.
2 comentarios:
Con esa decoracion y esi ambiente , no me extraña.
Bienvenido.
Esa misma sensación de que el tiempo se para, también en un pueblo llamado Navalmoral de la Mata que es desde donde ahora te escribo. Da tiempo a todo... hasta para cojer las fuezas que nos harán falta para encarrilar el otoño.
Me alegro que vuelvas lleno de energía para seguir contándonos tus idas y venidas Fernan.
Publicar un comentario