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viernes, noviembre 10, 2023

Vuelvo al río

   Vuelvo al río a mojar los pies, aunque no estoy pensando en los peces, también mojo el culo, y de pasu, meto la cabeza, pa enfriar les idees “calientes” que mucha gente me lanza. 

Bañándose en Los Xerrones

   Vuelvo al río porque siento les agues revueltes, cada poco escucho noticies, propuestes, planes, denuncies, idees que van de un extremo a otru y ni siquiera se mojen. 

   La parte buena ye que cuánto más se hable del río, mejor. Más gente sabrá que existe y que podemos y debemos disfrutar de él, y cuántos más seamos, más fuerza tendremos, así funciona el sistema. 

   No sé si el ayuntamientu de Laviana llegará a desarrollar el proyecto que al parecer firmó junto con el Principado y Confederación pa que volvamos a tener una zona de baños y esparcimientu en La Chalana, no sé si tendremos que pagar una multa a confederación por “la playina” de La Cuaña, no sé si Confederación soltará agua pa llenar un posible embalsamientu del río o tendremos que esperar años a que con el “caudal ecológico” que baja, el agua nos llegue a la cintura. Lo que si sé ye que si esa gente que no haz más que poner palos en les ruedes a la mejora del río pusiera un par de piedres pal dique, y los demás, ponemos otres dos o tres, esti próximu verano estaría despachau y con una buena altura.

   La Confederación está en toes les les papeletes, son los amos del río, pero ¿quién son la Confederación?, ¿quién los puso y los mantién ahí?. Una riaá no los va a arrastrar, pero siempre hay formes de encauzar les agues pa que lleguen a buen puerto.


Trampolín debajo del puente La Chalana. Foto Vega

   Tenemos que olvidanos de eses fotos de multitud de bañistas en La Cuaña y del río de gente que llegaba en el tren y subía por la carretera general pa La Chalana, porque eso ya no va a volver, la población está en regresión, y aunque tengamos la suerte de ser receptores de gentes que vengan de otros lugares, la cuenta no va a ser como cuando les mines casi nos maten el río. Pero los que quedamos y los que vengan, tenemos que tener derecho, por lo menos, a mojar los pies.