En Obidos, un pueblo medieval en el centro de Portugal las librerías mandan. La primera, montada a todo lujo en lo que fue una iglesia, con un pequeño laberinto formado por estanterias repletas de libros nuevos, me llevó a pensar que ésa era la tienda de libros más guapa que había visto, pero unos metros más abajo, una nave llena de libros usados hasta el techo, con unas estanterías fabricadas con cajas de fruta y buena música de ambiente le arrebató el puesto a la anterior. En Obidos vi dos librerías impresionantes.